sábado, 21 de marzo de 2009

¿REALIDADES VIRTUALES?

¿Es posible que dos o más personas puedan vivir a la vez realidades distintas mientras ocupan un mismo espacio físico?

Si. Incluso podrían no compartir las mismas experiencias a pesar de estar una junto a la otra.

¿Cómo es esto? Complejo, pero no imposible. Siguiendo lo planteado en el artículo Ciencia y Doctrina del Evangelio, abrigo la idea de que la realidad es el resultado sinérgico de la actividad mental inteligente actuando en un nivel básico que podríamos llamar “cuántico”. Cada mente -inteligencia- crea su propia realidad y la comparte con otras en una red “neuronal” -¿el Campo Morfogenético sobre el que teoriza Sheldrake?- cuyos nodos están ocupados por cada uno de los que participan de la experiencia. Es el entrecruzamiento de información compartida lo que permite percibir al otro como parte de nuestra vivencia.

Una consecuencia de esto es que, por ejemplo, la esquizofrenia podría ser una especie de autismo parcial, ya que parte de la creación estaría en un territorio de información no compartida, aunque no por ello menos real para quien la vive.

Como inteligencias tendríamos la capacidad de manejar las energías del “pensamiento” con las cuales creamos “nuestra realidad tangible”. Esta capacidad permitiría que estructuremos paquetes de energía y los “trasmutemos” en elementos “materiales” a nuestros sentidos.

De aquí, que eso es lo que puede haber sucedido al comienzo de la formación de nuestro universo. Se elaboraron pensamientos, explicitados en sonidos -palabras-, con cuya energía se dio estructura tangible a los elementos químicos que conforman la materia, que no es más que “una nube de espacio casi vacío”, aunque paradoja mediante la podamos “modelar y transformar”, si aceptamos la teoría atómica de la constitución de la materia, básicamente como paquetes de átomos de elementos químicos reunidos en moléculas, cuya suma forma los cuerpos materiales.

Otra consecuencia de esta idea, en relación al Campo Morfogenético por Especie, es que explica que personas pueden tener “recuerdos de vidas anteriores”, sin que eso signifique la existencia de la reencarnación, o transmigración de las almas. En realidad no hay tal cosa. Cualquier persona, bajo determinadas circunstancias podría traer a su conciencia hechos vividos por otros en diversos tiempos, y ser interpretados como una vivencia personal de “vidas anteriores”. Al respecto las escrituras son muy claras. No hay ninguna que avale la reencarnación, sino la resurrección, que son dos cosas muy distintas.

La Intensionalidad

Otra consecuencia de lo expuesto es la importancia que toma, entonces, el poder de la intensión. Al obrar con intensión se actúa sobre el campo “cuántico” y el efecto final es visible solo cuando los cambios producidos por esa acción llegan de los niveles bajos a los niveles superiores en los que se manifiesta la realidad perceptible a nuestros sentidos.

Este proceso es muy similar a lo que sucede en el mundo de la programación donde existen lenguajes de alto y bajo nivel. Los comandos ejecutados en un teclado mediante un programa son interpretados por un lenguaje “ensamblador” que los traduce a lenguaje de máquina. Lo que vemos finalmente en la pantalla es el resultado de la acción inversa, mediante la energía.

Volviendo al tema, la más eficaz forma de manifestar el poder de la intensión es la oración, pues cuando es sincera y veraz es pura intensionalidad. Al hacerlo así, proyectamos al campo “cuántico” energía que lo “modula”, generando así acciones a futuro sobre nosotros o sobre aquellos, o aquello, hacia quienes proyectamos nuestra intensión. Cuanto mayor es el valor de la proyección, más intensamente actúa sobre las oposiciones, minimizando el efecto negativo respecto de nuestra acción o deseo, convirtiéndola en una herramienta de valor inestimable.

sábado, 24 de enero de 2009

Sabiendo que Ud. puede no estar de acuerdo con lo que expondré, aún así lo invito a que pensemos juntos; la confrontación es un camino estéril porque todas las ideas son necesarias para el bien común, si se fundan en el estudio y la meditación seria. Creo que la verdad se halla en el solapamiento de las ideas y no en su divergencia.

Detalles de los articulos



SOBRE LA INTELIGENCIA

Un mismo sol se levanta cada día en el horizonte de la humanidad iluminando sobre el planeta, como una gran paradoja,
mundos distintos. Mundos de pensamiento que conciben, a la vez, una realidad con Dios y una realidad sin El. Lineas paralelas con un mismo origen, explicar la realidad, pero de sentidos opuestos. Muchas veces me pregunté cómo era posible que una misma suma diera resultados opuestos. Dicho de un modo menos simplificado: la educación secular me daba respuestas de conocimiento académico según el cual yo, en ultima instancia, era descendiente de un ser unicelular surgido de un caldo de cultivo en el que la probabilidad y el azar habían producido una cierta combinación físico-química determinante de la aparición de la vida; vida que por otra parte había evolucionado en el tiempo dando origen a especies que habían surgido, desaparecido o sufrido adaptaciones al medio por la selección natural. Al menos, esa era una de las respuestas "correctas" a la hora de tal o cual examen.
Pero, realmente, tenía otro conocimiento intuitivo que no podía negar y que me acompañaba desde niño: la existencia de Dios.



UNA VISION LIMITANTE

¿Qué vemos cuando miramos el entorno?
No importa cuan lejos vague nuestra mirada, ¿solo vemos lo obvio?
Alguien podría razonar "si veo un árbol, ¿qué otra cosa puedo ver?"
Pero la realidad nos muestra otras facetas. Tengo la impresión de que solo observamos cosas parciales. Vemos el detalle pero nos perdemos la totalidad dado que cuando solo nos guiamos por lo material -o temporal-, no alcanzamos a percibirla en toda su extensión. Es como si viviéramos en la superficie de un iceberg,
la mayor parte del cual está bajo el agua, accesible solo hasta cierto punto, según cada uno.
Debemos aprender a profundizar lo que vemos, porque todo lo que nos rodea, y nosotros mismos, somos mucho más que lo evidente.




CIENCIA Y DOCTRINA DEL EVANGELIO

El estudio atento a las enseñanzas del evangelio no solo nos da un panorama respecto a nuestra existencia; también nos abre un abanico de posibilidades que nos conducen a terrenos en los que sus aseveraciones tienen un notable grado de coincidencia con las ciencias físicas.
Veamos un ejemplo: Abraham, hablando de como recibió el sacerdocio dice que "descendió de los padres, desde que comenzó el tiempo, sí aun desde el principio, o sea, antes de la fundación de la tierra hasta el tiempo presente" -Abraham 1:3-.
Por otra parte en el Libro de Mormón leemos "¿...o les ha retenido él el poder del Espíritu Santo? ¿O lo hará mientras dure el tiempo o exista la tierra o haya sobre la faz de ella un hombre a quién salvar? -Moroni 7:36-.
De manera que se declara que el tiempo tuvo un comienzo y tendrá un final. Pero el concepto del comienzo del tiempo coincide con el evento descripto por la astronomía como el Big Bang, siendo entonces el tiempo una consecuencia de la aparición del mundo físico tal como lo conocemos, en el que la mortalidad es otra de sus características.



SOBRE EL AZAR

Viajo cualquier día en tren o colectivo o camino por alguna
calle...y salvo que lo tenga agendado, no sé con quién me
encontraré. El pasajero que se sienta a mi lado, o el
transeúnte que camina a mi alrededor son personas
que se cruzan conmigo aleatoriamente. Es decir, no
tengo control, en esos casos, sobre las personas con las que
ese día me cruzaré. Yo he previsto un itinerario de rutina,
pero no los encuentros que tendré durante esos viajes.
Diría que son "encuentros al azar". Y, al menos desde
na perspectiva limitada, efectivamente, lo son.
Pero...¿realmente lo son?

REALIDADES VIRTUALES

¿Es posible que dos o más personas puedan vivir a la vez realidades distintas mientras ocupan un mismo espacio físico?

Si. Incluso podrían no compartir las mismas experiencias a pesar de estar una junto a la otra.

¿Cómo es esto? Complejo, pero no imposible. Siguiendo lo planteado en el artículo Ciencia y Doctrina del Evangelio, abrigo la idea de que la realidad es el resultado sinérgico de la actividad mental inteligente actuando en un nivel básico que podríamos llamar “cuántico”. Cada mente -inteligencia- crea su propia realidad y la comparte con otras en una red “neuronal” -¿el Campo Morfogenético sobre el que teoriza Sheldrake?- cuyos nodos están ocupados por cada uno de los que participan de la experiencia. Es el entrecruzamiento de información compartida lo que permite percibir al otro como parte de nuestra vivencia.




miércoles, 14 de enero de 2009

CIENCIA Y DOCTRINA DEL EVANGELIO

El estudio atento a las enseñanzas del evangelio no solo nos da un panorama respecto a nuestra existencia; también nos abre un abanico de posibilidades que nos conducen a terrenos en los que sus aseveraciones tienen un notable grado de coincidencia con las ciencias físicas.
Veamos un ejemplo: Abraham, hablando de como recibió el sacerdocio dice que "descendió de los padres, desde que comenzó el tiempo, sí aun desde el principio, o sea, antes de la fundación de la tierra hasta el tiempo presente" -Abraham 1:3-.
Por otra parte en el Libro de Mormón leemos "¿...o les ha retenido él el poder del Espíritu Santo? ¿O lo hará mientras dure el tiempo o exista la tierra o haya sobre la faz de ella un hombre a quién salvar? -Moroni 7:36-.
De manera que se declara que el tiempo tuvo un comienzo y tendrá un final. Pero el concepto del comienzo del tiempo coincide con el evento descripto por la astronomía como el Big Bang, siendo entonces el tiempo una consecuencia de la aparición del mundo físico tal como lo conocemos, en el que la mortalidad es otra de sus características.
En este contexto, y en relación a las inteligencias pre-existentes -ver Sobre las Inteligencias, Progreso palabra clave en este blog-,
cabe pensar que el evento descripto por la astronomía haya sido un acto programado, y que la singularidad de la que surgió todo fuera un proceso, de conversión de energía en materia, previo al Big Bang mismo. Como ejemplos prácticos de esta acción cito la conversión del agua en vino en las Bodas de Caná, y la multiplicación de los panes y los peces para alimentar a dos multitudes. ¿Demasiado increíble? No tanto. Veamos el motivo.
Más allá de las evidentes distinciones existentes en la realidad observada, es como si todo se asemejara a un escenario virtual de computadora.
Lo que vemos en la pantalla como imágenes diferenciadas no es más que una ilusión ya que es todo lo mismo: instrucciones derivadas de uno o varios programas que generan imágenes, cuyo soporte primero es la energía presente en los circuitos, y sin la cual no existen, y cuyo fundamento está en la mente de la inteligencia que los creó, ya que
toda realización se concreta primero en la mente de la persona, donde toma forma en los circuitos neuronales del cerebro. Es una creación virtual, siendo la energía y su manipulación las herramientas.
¿Qué clase de energía?.
Hay un hecho tan obvio que pasa desapercibido: ¿qué diferencia hay entre un cuerpo vivo y otro muerto? Que uno registra actividad eléctrica cerebral y el otro no.
Como somos "almas vivientes", es decir un cuerpo espiritual en un cuerpo temporal -el templo de nuestros espíritus, según las escrituras-, en la muerte se produce su separación, lo que significa que el espíritu se retira, quedando aquí el cuerpo que sirvió de vehículo en la vida terrenal. La idea es que la energía detectada como actividad eléctrica cerebral es extrínseca al órgano; es decir, no le pertenece al cerebro sino al espíritu que lo habita. Y se va con él.
Y ahora, si es válida la idea de que el espíritu es a su vez una dualidad, tal como lo es el "alma", podemos suponer que dicha energía tampoco es propiedad del "cuerpo espiritual" sino de la inteligencia que lo habita. Así que en definitiva, la energía podría ser consecuencia, un producto, de la actividad inteligente. Cuando generamos una imagen "virtual" previa al objeto o idea "real" que plasmamos y que otros pueden compartir, lo que hacemos en "concretar" o convertir la idea en un objeto, un programa o lo que queramos
, sirviendo esa creación concreta como medio para nuestros fines.
Después de todo sigue siendo válido el concepto visto
sobre las semejanzas -ver Sobre el Azar en este blog- .

UNA VISION LIMITANTE

¿Qué vemos cuando miramos el entorno? No importa cuan lejos vague nuestra mirada, ¿solo vemos lo obvio?
Alguien podría razonar "si veo un árbol, ¿qué otra cosa puedo ver?"
Pero la realidad nos muestra otras facetas. Tengo la impresión de que solo observamos cosas parciales. Vemos el detalle pero nos perdemos la totalidad dado que cuando solo nos guiamos por lo material -o temporal-, no alcanzamos a percibirla en toda su extensión. Es como si viviéramos en la superficie de un iceberg,
la mayor parte del cual está bajo el agua, accesible solo hasta cierto punto, según cada uno.
Debemos aprender a profundizar lo que vemos, porque todo lo que nos rodea, y nosotros mismos, somos mucho más que lo evidente.
Este suceso lo defino como una "visión de horizonte limitado" que depende, casi exclusivamente, de nuestras actitudes y comprensión frente al medio en el que estamos inmersos. Imaginemos estar rodeados por estructuras mucho más elevadas que nuestra altura. Ellas constituyen nuestro horizonte actual. Y bien podríamos pasar toda nuestra vida ignorando todo lo que no sea nuestro entorno.
Pero el conocimiento impartido por la doctrina del evangelio tiene la fabulosa propiedad de "elevarnos" por sobre dichas estructuras -nuestras propias limitaciones, preconceptos e influencia del mundo- permitiéndonos, mediante nuestro esfuerzo, ampliar el horizonte y vislumbrar que a la distancia existe un
todo mucho mas inmenso, del que formamos parte.
Dicho de otro modo, al estudiar y poner en práctica en nuestra vida cotidiana los principios del evangelio, se irá ampliando nuestro grado de comprensión de lo que nos rodea.
Ya no tendremos una perspectiva confinada a una tumba, sino que nuestra mirada vagará sin limite hacia el futuro. Como está expresado en las escrituras, al buscar conocimiento "tanto por el estudio como por la fe" -D. y C. 88:118- los canales de la revelación y la comprensión personal nos podrán ser abiertos de cuando en cuando, constituyéndose entonces la palabra de Dios en un faro entre la duda, la confusión y la ignorancia.
Es probable que no haya invitación más trascendente que la de buscar el conocimiento y la perspectiva eterna que nos ofrecen las escrituras.

lunes, 12 de enero de 2009

SOBRE LA INTELIGENCIA



INTRODUCCIÓN

Un mismo sol se levanta cada día en el horizonte de la humanidad iluminando sobre el planeta, como una gran paradoja, mundos distintos. Mundos de pensamiento que conciben, a la vez, una realidad con Dios y una realidad sin El. Lineas paralelas con un mismo origen, explicar la realidad, pero de sentidos opuestos. Muchas veces me pregunté cómo era posible que una misma suma diera resultados opuestos. Dicho de un modo menos simplificado: la educación secular me daba respuestas de conocimiento académico según el cual yo, en ultima instancia, era descendiente de un ser unicelular surgido de un caldo de cultivo en el que la probabilidad y el azar habían producido una cierta combinación físico-química determinante de la aparición de la vida; vida que por otra parte había evolucionado en el tiempo dando origen a especies que habían surgido, desaparecido o sufrido adaptaciones al medio por la selección natural. Al menos, esa era una de las respuestas "correctas" a la hora de tal o cual examen.
Pero, realmente, tenía otro conocimiento intuitivo que no podía negar y que me acompañaba desde niño: la existencia de Dios.
Habiendo nacido en un hogar mixto en el que se respetaban tanto las tradiciones cristianas como judías, crecí en un ambiente sin condicionamientos determinantes, con libertad de pensamiento y acción religiosas que solo estaba condicionada por mi respeto a la deidad.
En aquel momento, ese era un concepto no muy claro, salvo por el hecho que sabía que El estaba allí, donde quiera que fuera ese "allí".
Entonces surgió son fuerza la contradicción: si la Teoría de la Evolución era correcta, ¿dónde quedaban la Creación y Su Creador? Y la teoría del Big Bang planteaba la misma situación. Luego, era obvia la existencia de un error. Alguna de las dos posturas se equivocaba, ¿pero cuál?
He estado analizando el tema durante mucho tiempo y he comprendido que ambas, ciencia y religión, son dos caras de la misma moneda. Siendo así, resulta obvio que las contradicciones solo están en la mente de quienes toman conocimientos fragmentados como absolutos. Ambas van juntas constituyendo distintos aspectos de un mismo Conocimiento que, por otra parte, debe ser integrador ya el hombre es uno.
Sabiendo que Ud. puede no estar de acuerdo con lo que expondré, aún así lo invito a que pensemos juntos; la confrontación es un camino estéril porque todas las ideas son necesarias para el bien común, si se fundan en el estudio y la meditación seria.
Más allá de la diversidad de culturas, la humanidad también es una sola. Las divisiones solo están en nuestra mente y en la falta de respeto al prójimo. Cada mente, cada pensamiento capaz de expresarse, es un nodo inestimable en la trama del conocimiento porque creo que la Verdad está en el solapamiento de las ideas y no en su divergencia.

Este es un trabajo cuyo objetivo es analizar nuestra vida desde el punto de vista de la fe cristiana y de la obtención del conocimiento "tanto por el estudio como por la fe".
En la Biblia se afirma "¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará. Y nada nuevo hay debajo del sol" -Eclesiastés 1:9-. Aplicando esta idea a la búsqueda de conocimiento, resulta que todo el que el hombre ha obtenido y obtendrá no es en absoluto novedoso y, como mínimo existe desde antes que este mundo fuese organizado o, tal vez, desde que el universo fuera organizado. Desde ese punto de vista, el hombre solo ha redescubierto los principios, formulaciones y mecanismos preexistentes a todo lo que somos y a lo que nos rodea.
Las fuentes de información son los libros llamados La Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio, libros canónicos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

PROGRESO, palabra clave

Las escrituras declaran que "también el hombre fue en el principio con Dios. La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser" -D. y C. 93:29-.
Aquí se menciona al hombre como sinónimo de "inteligencia" y se dice que tiene existencia previa a todo lo creado, u organizado, o dicho de otra manera, que debe trascender el tiempo. Si la "inteligencia" no fue creada ni hecha, entonces es eterna; es "sin principio de días ni fin de años" -Moisés 1:3-. El término "inteligencia" es también usado como sinónimo de "luz de verdad". Tomando en cuenta que la verdad es definida como "el conocimiento de las cosas como eran, como son y como han de ser" -D. y C. 93:24-, entonces se está aludiendo a un conocimiento que, como la inteligencia, debe ser preexistente.
Otra cosa que nos indican las escrituras es que donde hay orden se manifiestan la voluntad y la determinación, cualidades de la inteligencia.
Por otra parte, queda implícito que donde hay inteligencia hay organización. Una organización para llevar adelante un plan con un objetivo definido: progreso.
Evidentemente debe haber existido algún motivo de peso que dio como resultado la necesidad de organizar primero una creación espiritual y luego otra temporal.
Sobre el particular, se indica que "...el hombre es espíritu. Los elementos son eternos; y espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo" -D. y C. 93:33-. Para que la referida plenitud se concrete, debe estar en relación a factores tales como "estudio", "conocimiento" y "sabiduría": "...sí, buscad palabras de sabiduría en los mejores libros; buscad conocimiento tanto por el estudio como por la fe" -D. y C. 88:118-.
Cada uno de esos factores desencadena el siguiente en forma natural. El estudio aporta conocimiento y este, bien empleado, da sabiduría. No es casual que este proceso de por resultado el progreso de quien se somete a el.
Este concepto implica, además, tanto valores éticos y morales como intelectuales, y cuando no están presentes la ignorancia ocupa su lugar. La historia es bien clara al mostrar que imperios enteros han desaparecido como consecuencia de la ausencia de estos valores que muchos consideran "poco modernos", o caducos.
¿Porqué la vida y la muerte de las sociedades van de la mano de la existencia o no del progreso? Porque ese elemento está en la raíz misma de nuestra esencia y nuestro origen.

Analicemos un poco este tema. La Biblia declara sobre Jesucristo lo siguiente: "...siendo a la verdad muerto en la carne pero vivificado en el espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron..." -1º Pedro 3:18:20-.
Otro pasaje informa que luego "se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de los santos que habían dormido se levantaron; y saliendo de sus sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad y se parecieron a muchos" -Mateo 27:52, 53-.
También en su testimonio el profeta José Smith, informa de la visita de personas que habían vivido siglos antes - Jose Smith, Historia-.
Aunque para algunos estos hechos sean locura y para otros configuren tan solo una posibilidad dudosa, ambas posiciones de incredulidad no invalidan la realidad porque "claramente les es manifestado lo que existió desde el principio y no reciben la luz" D. y C. 93:31-.
Este existir después de la muerte lleva a pensar en la vida temporal sobre el planeta como una etapa, más que como un todo.
Tal idea es corroborada por las escrituras, que indican que el hombre vivió en otro plano de existencia antes de su nacimiento en la carne, ya que "vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te dí por profeta a las naciones" -Jeremías 1:5-.
También en el Libro de Mormón dice que "esta es la manera conforme a la cual fueron ordenados, habiendo sido llamados y preparados desde la fundación del mundo de acuerdo con la presciencia de Dios..." -Alma 13:3-.
En el mismo contexto se menciona a todo lo creado, no solo al hombre, porque "por el poder de mi espíritu los he creado; todas las cosas tanto espirituales como temporales, primero espirituales, en seguida temporales, que es el principio de mi obra; y además primero temporales y en seguida espirituales, que es el fin de mi obra" -D. y C. 29:31, 32-.
Aquí la palabra "temporal" se refiere a todo lo perecedero y es una referencia concreta a esta vida, que en sus extremos está flanqueada por planos de existencia distintos, aunque no menos reales.
De manera que nuestra raíz no está inserta en el planeta. Cada nueva vida que nace recibe un cuerpo que es de este mundo, formado por los elementos de este lugar, pero el espíritu que lo habita es un recién llegado. Esta dualidad cuerpo-espíritu es definida de la siguiente manera: "y el espíritu y el cuerpo son el alma del hombre" -D. y C. 88:15-.

¿DE DONDE VENIMOS?

Para profundizar esta idea es importante destacar que existe una semejanza, o modelo implícito, que es replicado en distintos niveles de existencia. Notemos lo que dice la siguiente escritura: "y he aquí, todas las cosas tienen su semejanza, y se han creado y hecho todas las cosas para que den testimonio de mi; tanto las cosas que son temporales como las que son espirituales; cosas que hay arriba en los cielos, cosas que están sobre la tierra, cosas que están en la tierra y cosas que están debajo de la tierra, tanto arriba como abajo; todas testifican de mí" -Moisés 6:63-.
En este contexto, recordando que la "inteligencia", al no haber sido creada ni hecha, era anterior a todo lo creado y, con relación a los espíritus, que todas las cosas fueron creadas primero espiritualmente, cabe preguntarse ¿si un espíritu es algo creado, qué es un espíritu?
Siguiendo el modelo o "semejanza" presente en la creación, u organización del mundo, en la cual, como se vio, la reunión de un espíritu con un cuerpo temporal, o mortal, constituye el alma del hombre, o alma viviente, entonces un espíritu representaría otra dualidad: la reunión de una inteligencia y un cuerpo material de distintas características al que aquí habitamos, porque "no hay tal cosa como materia inmaterial. Todo espíritu es materia, pero mas refinada y pura y solo los ojos más puros pueden discernirla. No la podemos ver, pero cuando nuestros cuerpos sean purificados, veremos que todo es materia" D. y C. 131:7, 8-.
De modo que si como inteligencias tuvimos una existencia que trasciende la organización del planeta, entonces la noción de progreso existe en este mundo como consecuencia de nuestra inserción en él. Nuestro cuerpo mortal viene a ser como un tabernáculo que nos contiene, tal como un guante contiene la mano que lo porta, según se expresa: "los elementos son el tabernáculo de Dios, a saber, templos" -D. y C. 88:35-.
Este hecho es corroborado por Jesucristo mismo, cuando en respuesta a los doctores de la ley les dice "destruid este templo y en tres días lo levantaré" -Juan 2:19 y siguientes-. Y así fue, ya que cuando su cuerpo, es decir su templo, fue destruido, el lo restauró al tercer día.
Luego, el cuerpo humano mortal alberga una inteligencia que se vale de él, mediante el cual se relaciona con el medio que lo rodea.
Así, el espíritu es extrínseco al cuerpo que habita y existe independientemente de aquel.
Queda claro, entonces, que la inteligencia no es el resultado de un mecanismo electroquímico dentro de un órgano.
Nuestro cuerpo es mortal porque fue concebido para que siendo falible pudiera ser afectado por el medio. Conociendo que hay una oposición en todas las cosas, y pudiendo experimentarla, podríamos forjar la fuerza del carácter y así obtener un progreso que, como cuerpos espirituales, y por las características de esa pre-existencia, nos estaba vedado.
Entonces, al fin de esta etapa, el cúmulo de conocimientos y experiencias ganadas no se pierde, sino que trascienden con nosotros la frontera de este plano vital. Ese es, realmente, nuestro único equipaje del cual se dice que "cualquier principio de inteligencia que logremos en este mundo se levantará con nosotros en la resurrección" -D. y C. 130:18-.

¿ES EL HOMBRE LA ÚNICA INTELIGENCIA PRE-EXISTENTE?

"Estos son los orígenes de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo los cielos y la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese" -Génesis 2:4, 5-.
Este pasaje dice con claridad que ciertas cosas ya existían antes de su aparición en el mundo. Resalta entonces el hecho de que al haber sido creadas todas las cosas espiritualmente antes de su aparición en el mundo, todos los seres, dentro de sus géneros respectivos, son también almas vivientes.
"Y de la tierra yo, Dios el Señor, hice crecer físicamente todo árbol que es agradable a la vista del hombre; y el hombre podía verlos y también se tornaron en almas vivientes, Porque eran espirituales el día en que los creé; pues permanecen en la esfera que yo, Dios, los creé, sí, todas las cosas las preparé para el uso del hombre" -Moisés 3:9-.
Son, además, inteligencias de distinto grado: "hay dos espíritus, y uno es más inteligente que otro, habrá otro más inteligente que ellos" -Abraham 3:19-.
Como nosotros mismos, tienen existencia en el orden al cual pertenecen: "Toda verdad es independiente para obrar por sí misma en aquella esfera en que Dios la ha colocado, así como toda inteligencia. De otra manera no hay existencia" -D. y C. 93:30-.
Todas las almas vivientes en sus respectivos ordenes, poseen un cuerpo adecuado a sus necesidades y diseñado para cubrir sus propias espectativas en la esfera en que tienen existencia, y con el cual están capacitados para cumplir "la medida de su creación", es decir, cumplir con la ley dada a cada orden, aplicándose a todos lo siguiente: "y demás, de cierto os digo, que lo que la ley gobierna también preserva, y por ella es perfeccionado y santificado. A todos los reinos se ha dado una ley; y hay muchos reinos; pues no hay espacio en el cual no haya reino; ni hay reino en el cual no haya espacio, bien sea un reino mayor o menor. Y a cada reino se ha dado una ley y para cada ley también hay cierto límites y condiciones. Todos los seres que no se sujetan a esas condiciones no son justificados" D. y C. 88:34, 36 al 39-.

FINALMENTE...

Lo expuesto no es más que haber horadado superficialmente la "cáscara" de un conocimiento fantástico, en el que una vez más, la realidad supera a la ficción. Si estas ideas sirven para abrir las ventanas del pensamiento hacia el interés por el estudio comparado de la ciencia espiritual y de la ciencia temporal, habrá cumplido parte del objetivo.

SOBRE EL AZAR

Viajo cualquier día en tren o colectivo o camino por alguna
calle...
y salvo que lo tenga agendado, no sé con quién me
encontraré.
El pasajero que se sienta a mi lado, o el
transeúnte que
camina a mi
alrededor son personas
que se cruzan conmigo aleatoriamente. Es decir,
no
tengo
control, en esos casos, sobre las personas con las que
ese día
me cruzaré. Yo he previsto un itinerario de rutina,
pero no los
encuentros que tendré durante esos viajes.
Diría que son
"encuentros al
azar". Y, al menos desde
una perspectiva limitada, efectivamente, lo son.

Pero...¿realmente lo son? Estoy casado con una de esos
encuentros
aleatorios, sin que esto signifique, en absoluto,
la existencia de un
determinismo que, valga la
redundancia, determine nuestra vida.

Entre tras cosas, porque siempre puedo decidir qué hacer
frente a las
situaciones y encuentros que surgen y esa
elección, el buen uso del albedrío,
justamente, rompe
el marco del “destino”.


Para profundizar esta idea respecto al tema de
cuán azarosa puede ser
nuestra vida,
analicemos un momento la relación entre azar y caos.



Veo al azar y lo comparo al caos, del cual, no obstante caos,
surge
el orden. Por ejemplo: un niño tiene una cantidad de
piezas de madera
de distintas formas y tamaños
desparramadas sin orden a su alrededor.

El dió vuelta la caja que las contenía y cayeron al
suelo en una especie
de caos, o desorden, informe.
Pero al rato conforman una estructura
que, obviamente,
no es
producto de la casualidad ni del azar. Las piezas
preexistían a la actividad
consciente que las ordenó y esa
estructura está formada con esos "elementos" combinados
de una
manera determinada. Del caos surgió el orden...
mediante la
inteligencia.
¿Tiene importancia alguna la forma en que los elementos
cayeron al suelo de la caja? Cada vez que el niño realiza
ese juego, las piezas se sitúan de una manera diferente.
Sin embargo, según
su deseo, se repite o no la misma
construcción.
Los elementos eran preexistentes y no se
combinaron aleatoriamente.
Tal vez, en su estado original
haya lo que describiríamos como caos,
pero no hay azar
en el resultado final.
¿Se puede hablar, además, de
azar en el diseño de las
piezas del juego? Es evidente que son el
resultado de
otra
acción voluntaria que las diseñó para cumplir con un
propósito dado. Cuando el niño se cansa del juego,
desordena las
piezas, que regresan a su caja en un
montón de elementos separados, y así del orden surge
el caos. Hasta el
próximo juego.
Esto puede parecer demasiado simplista, pero
consistente con
esta idea, sabemos que la organización
del universo es la organización de las
inteligencias
(DyC 93:29-30) que fueron puestas en distintas esferas

(reinos: DyC 88:36-39). Si todas las cosas "naturales"
son inteligencias
de distinto grado (pertenecientes a un
reino mayor o menor) nada de lo
organizado, en tanto
actividad inteligente, ha podido quedar librado al
azar,
en el mismo
sentido que el ejemplo del juego
mencionado antes.
En este contexto, el "orden de lo
creado" (organizado) debe responder,
además, a un
factor de voluntad
de las inteligencias que se han
sometido a dicha disposición de orden, y en el
permanecen. Para profundizar esta idea desde la óptica
adoptada es importante
destacar que existe una semejanza,
o modelo implícito, que es replicado
en distintos niveles
de existencia. Notemos lo que dice la siguiente
escritura:
“y he
aquí, todas las cosas tienen su semejanza, y se han
creado y hecho todas las cosas para que den testimonio
de mi;
tanto
las que son temporales como las que son
espirituales; cosas que
hay arriba en los cielos, cosas
ue están sobre
la tierra, cosas que están en la tierra
y cosas que están debajo de la tierra,
tanto arriba como
abajo
; todas testifican de mí”, (P. de G. P. - Moisés 6:63)

Esta declaración menciona que en la complejidad natural
subyace un
orden de carácter simple, forzosamente no
reduccionista, que parecería
estar representado a toda
escala por la geometria de los fractales. Como
es sabido,
la representación gráfica de este tipo de geometría es la
solución
de una función matemática, y por lo tanto
parece ser posible preguntarse
cuáles podrán ser las
ecuaciones a las que responde la organización de las
inteligencias.
Entonces,
¿dónde queda el azar? Porque en toda
ecuación, que tiene en principio algún tipo de solución,
si el resultado
inicial es conocido, la iteración sobre sí
misma no dará
resultados aleatorios, y por muy
extravagantes que resulten siempre podrán ser
analizados.
Así, del aparente caos surge el orden, no porque haya

azar y caos resultante sino porque hay complejidad a
partir de lo simple.

Entonces, el desarrollo iterativo de la ecuación, cualquiera
sea su planteo,
conforma un atractor que subyace y
vuelve a aparecer constantemente
a distintos niveles,
alrededor del cual se teje toda la estructura compleja.

La cuestión será plantear cual es el atractor alrededor
del cual se
manifiesta la naturaleza, la vida, o el orden
de lo creado. Aquí seria
conveniente establecer que
cuando nos
referimos al orden natural ya no estamos
tratando con objetos, sino con sujetos, o
inteligencias,
no
importa su forma, color, tamaño o el lugar que
ocupen en la
naturaleza.
Si alguien se siente aburrido, aquí tiene tema para
pensar un buen rato
.